Si algo nos constata diariamente la convivencia humana es que es diversa y diferente, la diversidad de especies, la diferencia de creencias, de sentires, de maneras de pensar y hacer.
La relación con los otros es un acto que implica salir de uno mismo, de ver al otro y aceptar la diversidad y la diferencia, para poder convivir como humanos.
Negar la diversidad y la diferencia es negar al otro que no es como yo, al que no piensa y hace lo que yo hago.
Con esta negación negamos nuestra propia diferencia.
Creamos explicaciones de lo que es real, de lo que es necesario para vivir, lo que es bueno y malo, creíble o increíble y desde esta subjetividad definimos a los otros, con nuestros pre-juicios.
Nos condenamos a quedar atrapados en las explicaciones subjetivas de nuestra propia existencia, sin atrevernos a que la presencia del otro distinto nos permita reconsiderarnos a nosotros mismos.
Necesitamos construir certezas que nos permitan vivir en la incertidumbre que representa la experiencia de vivir, explicar lo que no comprendemos, tener la sensación de futuro, seguridad y control de nuestro existir.
Narramos lo que nos pasa, definimos a los otros y los otros nos van definiendo a nosotros, construyendo una identidad personal y colectiva que nos hace sentir y nos facilita o limita nuestro hacer.
Construir una identidad y un existir negando al otro es inhumano ya que niega el principio básico de la propia existencia que: yo soy otros.
Podemos imaginar vivir “solamente” con los que creen y piensan como nosotros y que agrupándonos los “iguales” ganamos en seguridad y protección delante de lo desconocido, diferente e incierto.
Vivimos en constante interdependencia, se puede negar al otro, dominándolo o destruyéndolo pero no se puede dominar la diversidad y la diferencia ya que es consustancial con la vida.
Reconocer al otro implica disposición al diálogo, a conversar para crear, fortalecer o restablecer vínculos, desde la inclusión de pensamientos, sentimientos y acción.
Con las palabras creamos realidades y con las conversaciones creamos consensos que nos permiten actuar juntos, reconociendo y legitimando la diferencia del otro.
Negar esta posibilidad es negar la existencia de la comunidad común, es negarnos nuestra condición de humanos.
Si jo soc altres, i altres poden ser jo, …
… en l’acceptació del altre desde el cor, m’accepto a mi mateix i sento la unitat com una vivencia.
Aquesta es una experiencia poderosa d’Estimar.
Una abraçada desde el jo soc tu.