Cada uno tenemos un NOSOTROS que usamos para definirnos más allá de uno mismo.
Hay un NOSOTROS construido por comparación o negación con los OTROS, mediante la búsqueda de lo similar y de todo lo que nos da certeza, reconfortándonos y reafirmando el convencimiento de que somos así y así es como hay que ser, dándonos sentido e identidad.
Aparece el NOSOTROS CONFRONTADO como una identidad resistente y autocomplaciente en relación a los OTROS, y ello nos permite mantener la sensación de seguridad que da compartir la creencia de que la realidad es lo que NOSOTROS vemos.
El NOSOTROS CONFRONTADO, actúa desde la confrontación, que es el motor de su supervivencia. A los OTROS los niego o los culpabilizo, ya que no les puedo reconocer su identidad porque al hacerlo me puedo cuestionar y debilitar la propia.
El desencuentro es el fracaso de lo humano, es la manifestación de que en algún momento no nos reconocemos mutuamente y nos refugiamos en nuestro NOSOTROS, creyendo que al agruparnos los iguales, los OTROS desaparecen. Estos OTROS necesitan ser vistos, existir como un NOSOTROS, por ello los humanos hacemos acciones inhumanas para ser vistos y reconocidos, aunque esto implique desaparecer NOSOTROS y los OTROS.
Hay una evidencia omnipresente en la dinámica humana: la interdependencia necesaria de todos con todos, aún que queramos invisibilizar a personas y hechos y nos neguemos la emoción de sentirnos parte de lo que ocurre en el planeta tierra, los hechos ocurren y nos afectan, nos conciernen y nos responsabilizan, ya que TODOS somos parte del NOSOTROS.
Hay que construir el NOSOTROS desde la aceptación de que los OTROS tienen la legitimidad de ser otros distintos a mí y en esa aceptación encontrar lo que es común como humanos, es el camino del encuentro.
El NOSOTROS ENCONTRADO es comprender lo común de lo diferente, en este NOSOTROS ENCONTRADO la identidad no se construye por confrontación, sino por la capacidad de construir juntos. LOS OTROS nos recuerdan con su presencia que la homogenización no existe en las realidades biológicas y culturales de nuestro planeta, nos invitan a aceptar que el convivir es estar en disposición de reformular aquello que creo, que siento, es renuncia y aceptación, es discrepancia y amor.